viernes, 24 de junio de 2016

Días Grises

Con música romántica de fondo, pienso; Y tomo la taza de café que había dejado olvidada en una esquina de la sala. Cojo un cigarrillo y lo enciendo para tener en mi boca éstos dos sabores de agonía y felicidad que me provocan. Observo el cielo, no llueve; pero pareciera que las nubes grises se moviesen al son de mis pensamientos, primero rápido, y luego lento. Me quedo admirándolas por unos instantes hasta que caigo en cuenta de la soledad que me apañe en este momento. Pero no es problema, ya que me fascina estar inemrsa en mis pensamientos mientras tomo un sorbo de la taza que serví en instantes anteriores y aspiro lentamente el cigarrillo que está en mi mano derecha, viendo como el humo se aleja, se dispersa, se vuelve uno con la brisa. Esa brisa que me eriza la piel y me hace querer relajarme, pero qué más relajación que pertenecer a este instante efímero como lo son mis pensamientos. Quisiera que este momento esté durante horas, pero sólo han transcurrido cinco pocos minutos y mi respiración vuelve a la normalidad, termino mi taza de café, negro, para variar; Y arrojo el cigarrillo a través de la ventana donde admiraba el cielo. Pensé tantas cosas en esos efímeros cinco minutos que constaron de la duración de esos dos acompañantes de mi querida soledad. Me siento satisfecha, luego de que se me acelerara el corazón a causa de éstos. Ya tengo calma por dentro, y aún así sigo admirando el cielo, que ahora se nota un poco más despejado, sigue siendo un día gris, pero sé que en algún momento habrá claridad, tanto en el cielo, como en mi mente. 

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