Junto a mi más preciado amigo, el cigarro; como sí consumiendo cada uno todos aquellos temores desaparecieran; Me encuentro sentada en un banquito, a las expensas de la gente, en un lugar público, una plaza. Sola. Junto a el, que a pesar de que me nuble de daños infinitos me llene y aspire cada calada de el, seguida de suspiros incontrolables que me provoca. 10:20 de la noche, está tan suave y estrellada que puedo sentir el frío que la luna me propicia poco a poco, escucho vagamente los sonidos que hay a mi al rededor, los aprecio de tal manera que conjuntos con mis pensamientos englobo en sólo Uno. Pensando, porque es todo para lo que mi cabeza conspira en este momento...
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