domingo, 20 de noviembre de 2016

Océano

Sus dulces ojos azules me observaban fijamente; sin desviar esa mirada que se posaba placenteramente en mí, percibí una pérdida de conciencia en el instante en el que voltee mi cabeza y nos miramos fijamente.
En ese segundo sentí como si el mundo se cayese a mis pies, rodeada por un vórtice de sensaciones alucinógenas gracias al entorno que me rodeaba. Aún siento el destello de su mirada con la mía fusionándose para formar una chispa de lujuria y curiosidad sobre nuestros cuerpos.
Sentía el roce de sus manos con mi piel... Mi espalda se convirtió en un lienzo en el que ligeramente recibía pequeñas pinceladas que se convertían en puro placer; mientras que en mi mente, intentaba ignorar lo que se sentía al momento en el que posaba sus palmas sobre mi cuerpo; sensaciones explícitas pero a su vez, difíciles de explicar. 
En fin, desperté de un sueño absurdo en el que me encontraba en un ámbito futurista y confuso en donde ambos nos compenetrábamos sin importar nuestro alrededor porque disfrutábamos juntos de nuestras miradas deseosas. Sus ojos tan azules como el propio océano hacían que me sumergiera en un sinfín de pensamientos eróticos que buscaba la manera de apartar de mi mente; pero mis deseos fueron escurriendo como el agua. 
El mar de tus ojos no me pertenece. Pero podría nadar allí, si me lo permitieras... 



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