Desde una nube flotando, me encuentro observando el resto de los universos a mi alrededor. Parecen transcurrir con cierta tranquilidad; quizás, deba atribuirle la intranquilidad a mi mente que en este momento se encuentra suspendida en la infinidad del abismo que formaba el humo prominente de mis labios.
Y tal vez de mis manos, al encender ese fuego intrínseco de mi imaginación exaltada.
Estaba tan arriba en el cielo, que veía como las estrellas fugaces se deslizaban a mi lado y comenzábamos ese viaje astral al que a todos les gustaba incluirse...
Concluir la infinidad de orgasmos que me propiciaba el hecho de pensar en ti, cada vez se volvían más recurrentes. Simplemente aparecía el deseo de viajar al cielo y de vuelta al infierno, tan sólo con susurrarme tu nombre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario