Me encontraba en un lugar sombrío.
Mi subconsciente entendía muy bien lo que estaba pasando. Sin embargo, mi mente comenzó a preguntarse lo que estaría por ocurrir a continuación...
La situación era confusa, dirigía mi mirada que se encontraba difusa ante la posibilidad de adecuarme al entorno; a pesar de que sus labios me propiciaran una extensa claridad, sentía que todo mi cuerpo se oscurecía paulatinamente.
En un instante efímero, logré descubrir la intensidad del asunto; aquél lugar sombrío, se trataba de mi mente.
Aquella que volaba en un sinfín de suposiciones imaginarias que hacían presencia en mi intelecto. A medida que crecía la intensidad deducida, aclaraba simultáneamente mi mente, debido a los emocionantes toques de exaltación que me producían sus besos...
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