Arena

El tiempo, pasa como una tormenta de arena.
Los minutos, desaparecen como ventiscas arenosas en el desierto de sus pensamientos.
Entre sus dedos se encuentra la oportunidad de deshacerse fácilmente de aquellas partículas minúsculas enlazadas con su destino: recuerdos.
Ella contempla el cielo esperando alguna respuesta, una señal.
Las nubes se entrelazan entre sí formando un movimiento que se devela al unísono de sus pensamientos; lentos pero en sincronía.

Los contempla, pero no los entiende.
Los observa, pero no los tiene.
Los siente, pero no existen; definitivamente.

Ilusiones que van y vienen.

Vivir

Estoy en el lugar indicado, pienso.

Estoy donde debería estar.

Me merezco todo esto.

Nadie me hará sentir mejor, que mi misma persona.

No puedo evitar haber llegado acá, el destino me toma de su mano y me explica brevemente que necesito seguir inmiscuyéndome en esta cruel realidad a pesar que yo misma crea que no tengo la capacidad para lidiar con ello.

Estoy preparada, lo sé. En mis pensamientos tengo en claro que puedo.

Me niego.

No es justo, pienso también.

Nadie debería afrontar dichas situaciones, son complicadas y difíciles, pero así es la vida. Tengo que continuar en contra de cualquier adversidad que se me presente porque yo sé que puedo lidiar en su contra. Puedo vencer toda aquella batalla que necesite combatir.

Es extraño llegar a un punto en el que estos momentos de dudosa procedencia, nos asedian. Nos confunden y nos llevan a pensar hasta en la misma muerte.

¿Miedo a la muerte? O ¿Miedo a vivir?