Más que darte la oportunidad de conocer mi cuerpo, deseo que me conozcas a mí. Que explores cada parte de mi abrumado subconsciente, que prestes suficiente atención cuando hablo y cuando estoy comentando algo, que me veas con ojos de deseo, de desear indagar en lo más profundo de mi alma, que entiendas todos y cada uno de mis vicios; desear el café de tus ojos y tus dedos como cigarrillos.
Hablando de vicios, quiero que seas adicto a mí, y yo seré adicta a ti, a hacértelo en cada posición existente, como te guste, como lo disfrutes, en la cama, en el piso, en el baño; donde el deseo aflora cuando nos desvestimos, en el carro, en todos los malditos lugares del mundo quiero hacértelo. Verte sonreír cuándo me besas, disfrutar cada segundo estando a tu lado. Quiero pasar la noche contigo, pero más aún quiero ver el amanecer sobre tu pecho, desvelarnos y observar como poco a poco va saliendo el sol en el horizonte, las nubes desplazándose lentamente dando paso a pensamientos insurgentes, quiero despertarme y que seas lo primero que vea.
Y no soy romántica, pero provocas esa parte deseosa de mí, me cautivas, me motivas, me fascinas. Quiero escribir mil poemas en tú nombre, cada uno de ellos con una dedicación perfecta que nos una a ambos.
Quiero que me desnudes, que me quites la ropa; los miedos, las inseguridades, las dudas; quiero que me llenes de ganas y brindarte mis mayores deseos, pero todos mis deseos son tuyos, ¡aprovéchalos! que quiero hacerte la persona más feliz en este pequeño inefable momento...
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